German Masís, investigador en Agroturismo, 17 agosto 2014
La feria del queso de Santa Cruz es una de las ferias agroturísticas más antiguas y reconocidas del país. En sus inicios se realizaba en la plaza de deportes de la comunidad con mayor participación de productores de queso y probablemente con menos organización de las áreas dedicadas a la venta de queso, de las áreas de comidas y ventas complementarias, menor divulgación, pero mayor congestionamiento de vehículos en la vía principal del lugar.
En esa primera etapa, se lograba una mayor participación de los diferentes grupos comunales en conjunto con la organización de productores, en una verdadera feria comunal con la que se identificaba la mayor parte de la población.
Posteriormente la separación de los intereses de la organización productiva (la Asociación de Productores Agrícolas) de las demás organizaciones comunales, el manejo asumido exclusivamente por la Asociación y una orientación más comercial de la feria, provocó la salida de la misma de la plaza del lugar y la ubicación en una finca alquilada a 4 km al oeste del centro de Santa Cruz.
Esa nueva ubicación, en un área de mayor tamaño, que incluía una mejor ubicación de las diferentes áreas de venta de los productos y de comidas, presentación de actividades culturales, exhibiciones ganaderas y de equipo y un espacio más amplio para el parqueo, le dieron a la feria una proyección importante, favorecida por una muy buena divulgación en los medios de comunicación.
No obstante, durante esa etapa, la reducción en el número de productores participantes, el alejamiento de la misma comunidad por la distancia del evento y el costo del alquiler de la finca, fue convirtiendo la actividad en una feria turística de comidas y música, con cada vez menos ventas de queso, a la que los visitantes seguían acudiendo más por tradición, que por su representatividad del producto principal de la zona.
En la perspectiva de los grupos comunales siempre estuvo la posibilidad de volver a organizar la feria en la plaza del lugar en su formato de feria comunal e incluso hubo un año en que se organizaron simultáneamente dos ferias, una en la plaza de deportes y la otra impulsada por la Asociación de productores en la finca fuera de la comunidad en la que se había realizado por varios años.
Lo anterior podría no ser problema, si se hubiera mantenido una participación creciente o regular de productores de queso y se ampliara la oferta de comidas a partir de este producto, en relación al número de lugares de ventas de comidas diversas y de productos elaborados fuera de la comunidad que ha venido prevaleciendo en las ferias más recientes y que tiende a desvirtuar el espíritu y los propósitos originales de la feria.
En la actualidad la feria se organiza nuevamente en la plaza de deportes, como una feria comunal, con la participación de más de 30 espacios de venta de ropa y artesanías y más de 20 espacios de venta de comidas diversas, pero con sólo 7 espacios de venta de quesos y otros derivados lácteos y 2 espacios de comidas que utilizan el queso como ingrediente principal.
Los productores de queso (Las Virtudes, Montelimar, Prolaso, La Finca, El Torito, Santiesteban y Le Chaudron), son empresas que poseen plantas semi-industriales y que ofrecen una gran variedad de quesos pasteurizados, como el queso Turrialba, semiduro, para freír, quesos maduros con y sin especies o chile picante y tipo francés, queso palmito, mozzarella y gouda y otros derivados lácteos como natilla, yogurt, ponche, que los presenta como empresas lácteas muy especializadas.
Aunque es importante mostrar el avance de la agroindustria láctea de Santa Cruz, algunos visitantes comentaban que el queso tierno artesanal es el que menos se vende en la feria y la razón por la que no hay espacios de venta para las queserías artesanales dedicadas a la producción de éste queso, el más representativo de la zona alta de Turrialba.
La participación de las queserías resulta limitada, si consideramos la gran cantidad de productores artesanales que existen en la zona, los cuales han ido quedando relegados de la convocatoria de la feria. Igualmente, la elaboración y promoción de comidas elaboradas a base de queso, son muy escasas y no ha permitido consolidar un menú y un recetario que sea un atractivo adicional para los visitantes.
La feria del queso se ha mantenido, pero sus vaivenes la han debilitado como actividad agroturística dirigida a promover la producción local de queso (máxime luego de haber alcanzado la denominación de origen), así como la difusión de comidas que utilizan este producto.
La feria ha ido perdiendo el carácter participativo e inclusivo, que en sus inicios buscaba potenciar una forma de producción muy propia y beneficiar a la mayoría de los productores de la zona, mientras que ahora al menos logra recordar a los visitantes que hay una feria anual del queso.
Considero que los productores de Leche deben unirse y constituir una organización cooperativa que luche para la producción, procesamiento y comercialización del queso de Santa Cruz, que fomente el agriturismo.
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