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30 de marzo de 2015

La feria de las frutas en Orotina

 Autor: Marvin Blanco M,
Aprovechando un paseo familiar a la playa (Jacó)  pasamos a la feria de las frutas de Orotina, evento dedicado a la promoción y comercialización de la  amplia oferta de frutas que se cultivan en el cantón alajuelense y alrededores, entre ellos: sandía, melón, marañón, aguacate, mango, guanábana, papaya, guaba, zapote, caimito, guinda, níspero, piña, mandarina, naranja, pejibaye y granadilla.

La feria, que llegó este año a su edición 18, es organizada por la Cámara de Comercio, Industria, Turismo y Afines de Orotina y se realiza en el campo ferial, un espacio amplio con instalaciones bajo techo muy apropiadas para resguardar a los visitantes del fuerte calor que hace durante el mes de marzo.

Al recinto ferial llegamos preguntando a varias personas pues no había ningún tipo de señalización ni promoción de la feria en la calles de acceso a Orotina. Al llegar al portón de entrada se nos indicó que adentro no había más espacio para parqueo por cuanto había que dejar el vehículo afuera sobre la carretera, cosa que no nos extrañó pues es la misma situación en la mayoría de los eventos de este tipo que se organizan en el país. Caminamos pues hasta el sitio de la feria y nos encontramos un espacio muy amplio con áreas para parqueo, competencia de rally, juegos mecánicos, área de comidas, área de venta de frutas, pista de baile y muchos puestos de venta de baratijas. En general, el ambiente era bonito, más parecido a unas fiestas populares que a una feria agroturística, que es como se promocionan estas actividades en la prensa y televisión.

El área de venta de frutas (el objetivo de la visita) se localizaba en un área bajo techo, bastante amplia con puestos de venta de frutas alrededor del perímetro y centro del local, la mayoría más bien sencillos, sin mayor atractivo. La variedad de frutas exhibía era amplia y los precios similares a los de las ferias del agricultor (el precio no es un factor decisivo en la compra por parte de los visitantes de estas ferias), no obstante el hecho de que se tuvo que dejar el vehículo a 500 metros, le hace pensar a uno si compra o no una sandía de 6 Kg.

Entre los productos procesados, estaban los tradicionales: banano pasa, semilla de marañón, conserva de marañón (de muy buena calidad), cajetas de coco y leche, tamarindo y miel de abeja. Mención aparte merecen los helados de mango, muy demandados por los visitantes, por lo atractivos y para refrescarse. También se ofrecía pipa fría y batidos de frutas. En otro sector había venta de artesanías, aunque había pocos puestos y de poco atractivo.

Evaluación de la feria: el evento se ubica en un lugar apropiado con instalaciones amplias y adecuadas. Más que una feria agroturística se puede considerar un turno popular donde las frutas no son el atractivo principal, le falta promoción, mejor decoración de los puestos, concursos, degustación de frutas y una mayor oferta de productos procesados y platos a base de frutas.  La ausencia de señalización, mantas y afiches, impiden captar una mayor cantidad de visitantes (compradores de frutas), especialmente parte del flujo turístico hacia las playas de Jacó y Puntarenas. Los atractivos complementarios (rally, juegos mecánicos, paseos en helicóptero, baile popular) son un buen complemento de la feria, aunque hace falta una mayor integración, para que no se vean como actividades independientes.


Las ventas de baratijas, seguramente contribuyen a la captación de recursos, pero no tienen ningún atractivo y no se deberían tener lugar en una feria agroalimentaria, mismo comentario aplica para las frutas importadas (manzanas, uvas, duraznos y ciruelas). Respecto al área de parqueo, se requiere una mejor gestión, porque disponiendo de tanto espacio no se justifica limitar el acceso al campo ferial, obligando a los visitantes a caminar con la carga de frutas compradas.

El balance de la visita a la feria de las frutas es positivo, aunque esperaba más de esta feria puesto que ya tiene 18 ediciones; los organizadores deberían reorientarla hacia una verdadera feria agroalimentaria, turística y artesanal, donde las frutas, las comidas típicas  y otras muestras de la cultura local sean las protagonistas del evento, mientras las demás atracciones deben girar a su alrededor como elementos que complementan  el programa de actividades. 

24 de marzo de 2015

Feria de la fresa de Varablanca: mucha gente, pocas fresas

Autor: German Masís M.

La feria de la fresa, era en Varablanca, no en Fraijanes como creíamos.  Subiendo por la ruta de Alajuela, llegamos finalmente a Fraijanes, creyendo que la feria era en ese lugar, porque en otras visitas a la zona, asociamos ese lugar con las fresas, por lo del Tour de las fresas; el restaurante Fredofresas y porque siempre compramos fresas a lo largo de la carretera que conecta Fraijanes con Poasito.

Recorrimos toda la distancia entre estas dos comunidades buscando un rótulo que nos indicara adonde era la feria, hasta que en la intersección con el volcán Poás nos aclararon que la feria era en Varablanca e iniciamos el lento recorrido hacia ese lugar, lo cual fue muy complicado por la gran cantidad de vehículos que iba y venían en la estrecha carretera que las une.


Luego de casi una hora llegamos al cruce de Varablanca y a partir de ahí comenzó el difícil acceso hacia esta comunidad, saturado de vehículos a ambos lados de la carretera, que sólo el deseo de llegar a la feria, nos hacía tratar de avanzar.

Finalmente bajamos más de 2 km y divisamos a la distancia el lugar de la feria, no sin grandes dificultades para conseguir un parqueo cerca de la misma.  Por fín estuvimos frente a la iglesia de Varablanca, donde había una manta que indicaba la entrada a la actividad. Ya en la feria, en medio de una gran concurrencia de gente que buscaba afanosa los lugares de venta de fresas y de la música ranchera que se escuchaba, tratamos de sobrepasar las filas de personas tratando de comprar comida en los lugares frontales de la feria.

Durante el recorrido por el interior de la feria de la fresa, constituido por una gran cantidad de lugares de venta de ropa, bisutería, artesanías y hasta utensilios de cocina, pudimos ubicar 3 lugares de venta de fresa en fresco y dos lugares de venta de jaleas y mermeladas de fresa (una de ellas de Alajuela), que junto a un lugar de venta de queso fresco, daban cuenta que se trataba de una feria ligada a la fresa y a la zona.   Al fondo algunos juegos mecánicos que completaban el panorama de una gran fiesta o turno comunal.

De regreso a la carretera principal de Varablanca, oíamos los comentarios de personas que habían caminado desde el cruce adonde habían dejado su automóvil por la dificultad para llegar en él hasta la actividad, que no había valido la pena caminar tanto en, porque en la feria había pocos productos a partir de fresas y no estaba muy bien organizada.

No sé si es la primera vez que se realiza esta feria, pero la ubicación no parece muy apropiada, tanto por los problemas de acceso, como porque probablemente la comunidad no es ubicada como la mayor productora de fresas de la zona.

Había pocos lugares de venta de fresas, tanto en fresco, como productos derivados o comidas y bebidas a partir de la misma y las que había se ubicaban de manera dispersa y desordenada entre la cantidad de productos no alimenticios que había en la feria.  Sería bueno que la organización de ésta actividad revise las fortalezas de otras ferias agroturísticas del país.

16 de marzo de 2015

La feria de la cebolla: la más urbana de las ferias agroturísticas

                                                              Autor: German Masís Morales.

La feria de la cebolla de Santa Ana es una de las ferias que se ha posicionado año con año en el calendario de ferias agroturísticas del país. Ubicada frente a la bella iglesia de piedra de Santa Ana y frente a la plaza de deportes atrae a una buena cantidad de visitantes de toda la Gran Area Metropolitana.

Esta feria, cada mes de marzo ofrece a los visitantes una buena cantidad de cebolla blanca y morada sobretodo en su presentación tradicional en trenza, convirtiéndose posiblemente en la feria que concentra su venta casi exclusivamente en su producto principal: la cebolla en fresco.

En la edición de este año, más de 22 puestos de venta de cebolla seca, competían por presentar una cebolla de buen tamaño y buena apariencia, que en pocos casos vendían además de cebolla ajos, ayote y naranja y sólo en un par de lugares cebolla procesada tipo chilera o en encurtido.

Junto a los puestos de venta de cebolla, se encuentran una buena cantidad de espacios de venta de artesanías, ropa, plantas y muchos lugares de venta de comidas tradicionales y comidas rápidas. Además de que comparte el espacio cercano con la feria del agricultor, la feria de la cebolla es como una gran fiesta comunal, que incluye actividades culturales y música, que alegra la estadía en ese caluroso cantón josefino.

Es probablemente la más urbana de las ferias agroturísticas, por su ubicación en pleno centro de Santa Ana, rodeada de comercios, oficinas bancarias y servicios. No obstante, es el espacio de encuentro de un grupo de productores de Salitral, la parte alta y zona rural de Santa Ana, los mayores proveedores de cebolla veranera del país.

Según uno de los productores, la feria representa la posibilidad de colocar una parte importante de la producción entre consumidores directos que llegan a buscar cebolla de calidad a un buen precio y adquirir cantidades que guardan para los meses siguientes.

Es una de las ferias mejor patrocinadas por empresas de la zona y por instituciones del sector agropecuario (incluso mantas ubicadas en la sede central Ministerio de Agricultura) lo que muestra un buen esfuerzo organizativo de los grupos de productores y del Centro Agrícola de Santa Ana.
Algunos de los visitantes indicaban que ir a la feria de la cebolla es un paseo veraniego que las familias efectúan para comprar una calidad de cebolla, que por lo general no se consume en los mercados y ferias convencionales.

Por la importancia que tiene, sería bueno que la feria estimule una mayor preparación y venta de productos procesados y comidas a partir de la cebolla, para que sea una feria de la cebolla no sólo en fresco, que recupere los diversos usos agroindustriales y culinarios de una de las hortalizas y condimentos más utilizados por la población.

Feria del Marañón, San Mateo

Crónica de German Masís, con aportes de Marvin Blanco.
La feria del marañón se realiza en San Mateo, Alajuela.  Es una feria pequeña, más cercana a un turno comunal, en la que se promociona el consumo de marañón, fruta típica de la zona de San Mateo, Esparza y Orotina. Se realiza en una calle a un costado de la plaza de deportes de la comunidad, a 100 m del parque y es organizada por la Asociación Cívica Matedeña.

En la edición 2015, había cuatro puestos donde se vendía marañón fresco y otras frutas de la región tales como caimitos, mangos, guanábana y otros. Además, dos puestos de productos derivados de marañón: marañón pasa, en almíbar, miel de marañón, empanadas, pan y cajetas de marañón, las tradicionales semillas de marañón y semillas confitadas. La mayoría de los productos son artesanales, en presentaciones y marcas locales (siempre me ha llamado la atención el porqué no se desarrollan más comercialmente los productos de  marañón).  Tenían también fresco de marañón, bebida sabrosa pero poco común.

En otros puestos (unos tres) se ofrecía artesanía local y luego había muchos puestos de comidas y bebidas. Música de cimarrona alegraba el ambiente, lo cual le daba el carácter de turno comunal.

 El parqueo en las calles aledañas era manejado por los estudiantes del Colegio local.

No conocía esta feria, pero me pareció que tienen un producto atractivo, el marañón, que si se mejora la presentación de la fruta fresca y se desarrollan más y mejores productos derivados (que incluyan el vino) y con presentaciones más atractivas, podrían atraer un público más amplio y posicionar esta  feria, como única en una comunidad pintoresca y agradable del Pacífico Central.

Tal como lo hemos señalado en otros artículos, estas ferias constituyen un espacio propicio para la promoción de los productos agropecuarios locales, la cultura y el turismo rural, pero requieren ser fortalecidas en aspectos de organización y marketing, para así lograr un mayor beneficio de de los productores involucrados y de la economía local.

Feria del Café en Frailes 2015

German Masís, investigador en agroturismo, 22 de enero de 2015

El pasado fin de semana visité la Feria del Café en Frailes de Desamparados, al sur de San José, donde pude disfrutar una verdadera fiesta con sabor y olor a café.  

Es un evento que cada mes de enero, convoca a la población local y de comunidades circunvecinas, para ofrecer un menú de actividades culturales y gastronómicas y una diversidad de productos alimenticios y de artesanías a base de café, que cada año satisface y sorprende al visitante.

Baste mencionar algunos de los productos como el licor y el ponche de café, el queque y los postres de café, los diferentes tipos y marcas de café de la zona y la artesanía de raíz de café, como los cuadros tallados, los pilones y los yugos, los collares, la bisutería y las pinturas de granos y paisajes cafetaleros.

En los comedores organizados por la Asociación de Desarrollo y la iglesia de la comunidad, se ofrecen las comidas y bebidas típicas para todos los gustos, sin olvidar degustar un buen café de la zona.

Entre los lugares que ofrecían productos y servicios de la zona, se encontraban dos que ofrecían tours por las fincas cercanas de café, con transporte y comida incluida.

Decidí tomar el tour a la “Finca y Centro Agroturístico Los Cedros” en la comunidad de Bustamante abajo, a unos 20 minutos del campo ferial. Se trata de una finca de café propiedad de la familia Garbanzo, de una extensión de 6 Ha, con árboles frutales, cítricos y banano criollo, así como animales de patio, en la que sus propietario brindan un recorrido por la finca, con la posibilidad de coger café, ver la producción  de dulce en el trapiche y la elaboración del bizcocho en horno de barro.
Esta familia ha dispuesto un comedor  para visitantes atendido por los hijos, donde se ofrecen comidas y bebidas, tales como el almuerzo de cafetal, olla de carne, tortillas y gallos de arracache elaboradas por e la misma familia y al final de la visita un café producido en el microbeneficio “La Violeta”.

De regreso a la feria, seguimos disfrutando de la alegría de los bailes populares y de los grupos culturales de la región, teniendo como marco un atardecer que invitaba a quedarse y a realizar un nuevo recorrido por los stands, para degustar el último café y el postre que había quedado pendiente en la mañana.

La feria de café de Frailes, definitivamente ha ganado en organización, en orden, con el uso de un brazalete de ingreso, suficientes lugares para el parqueo de vehículos y para comer y una diversidad de espacios de venta de productos, que muestran la creatividad de los lugareños y el deseo de satisfacer a los visitantes.

Esta  feria agroturística es todo una fiesta popular con sabor a café, en donde no queda duda que el café es el producto que dinamiza la economía regional.

Feria de la cebolla y la papa

La primera edición de la Feria de la Cebolla y la Papa se realizó en Tierra Blanca de Cartago, del 20 al 29 de setiembre de 2013,  bajo la organización de la Asociación de Horticultores del Irazú (ASHORI) y el Comité Comunal de Deporte y Recreación de Tierra Blanca, con respaldo del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), la Municipalidad de Cartago, la Corporación Hortícola Nacional y el Colegio Universitario de Cartago (CUC).

La principal motivación para realizar esta feria es porque Cartago es la región más productora de papa y cebolla en Costa Rica, ya que ahí se cultivan unas 1.300 hectáreas de papa y 1.400 de cebolla por año, lo que representa el 89% de la producción nacional.

La feria se realizó en la plaza de deportes de Tierra Blanca, lugar que resultó muy apropiado por su topografía, espacio y distribución de las actividades. Los puestos de venta de hortalizas, flores, productos procesados y comidas se instalaron bajo una gran carpa que protegió a los  productores y visitantes de la llovizna y el frío que son característicos de la zona alta de Cartago, mientras los juegos mecánicos, la exhibición de maquinaria y vehículos y la tarima para las presentaciones artísticas se ubicaron  en la parte exterior de la carpa.

Había bastantes puestos de venta de papa, cebolla, flores, hortalizas y artesanías, así como  puestos de comida, aunque se extrañó la poca oferta de platos a base de papa y cebolla, así como de conservas de estas hortalizas. El programa cultural, bastante nutrido, generó un bonito  ambiente para los visitantes. También, se ofertó un tour en carreta de bueyes en los alrededores de la plaza. El balance para este feria, en su primera edición, es muy positivo, estuvo bastante cercana lo que creemos debe ser una feria agroturística.

Como recomendaciones para mejorar futuras ediciones de esta feria, está el ofertar una mayor cantidad de comidas,conservas, pan y otros productos que incluyan a la papa y la cebolla como ingredientes, quizás se podría organizar un concurso de platos y ofrecer los mejores ofrecerlos al público. También se podría aumentar el número de expositores para llenar el espacio ferial y atender las distintas motivaciones de los visitantes. Se podría agregar exposiciones sobre aspectos agronómicos de la papa y cebolla, además de pintura, fotografía y escultura, siempre en relación con los productos de interés de la feria.

Por último, hay que mejorar la señalización de acceso a la comunidad (para evitar las presas) y ampliar las áreas de parqueo. 

La Feria del Queso de Santa Cruz de Turrialba: los vaivenes de su permanencia

     German Masís, investigador en Agroturismo, 17 agosto 2014

La feria del queso de Santa Cruz es una de las ferias agroturísticas más antiguas y reconocidas del país.  En sus inicios se realizaba en la plaza de deportes de la comunidad con mayor participación de productores de queso y probablemente con menos organización de las áreas dedicadas a la venta de queso, de las áreas de comidas y ventas complementarias, menor divulgación, pero mayor congestionamiento de vehículos en la vía principal del lugar.

En esa primera etapa, se lograba una mayor participación de los diferentes grupos comunales en conjunto con la organización de productores, en una verdadera feria comunal con la que se identificaba la mayor parte de la población.

Posteriormente la separación de los intereses de la organización productiva (la Asociación de Productores Agrícolas) de las demás organizaciones comunales, el manejo asumido exclusivamente por la Asociación y una orientación más comercial de la feria, provocó la salida de la misma de la plaza del lugar y la ubicación en una finca alquilada a 4 km al oeste del centro de Santa Cruz.

Esa nueva ubicación, en un área de mayor tamaño, que incluía una mejor ubicación de las diferentes áreas de venta de los productos y de comidas,  presentación de actividades culturales, exhibiciones ganaderas y de equipo y un espacio más amplio para el parqueo, le dieron a la feria una proyección importante, favorecida por una muy buena divulgación en los medios de comunicación.

No obstante, durante esa etapa, la reducción en el número de productores participantes, el alejamiento de la misma comunidad por la distancia del evento y el costo del alquiler de la finca, fue convirtiendo la actividad en una feria turística de comidas y música, con cada vez menos ventas de queso, a la que los visitantes seguían acudiendo más por tradición, que por su representatividad  del producto principal de la zona.

En la perspectiva de los grupos comunales siempre estuvo la posibilidad de volver a organizar la feria en la plaza del lugar en su formato de feria comunal e incluso hubo un año en que se organizaron simultáneamente dos ferias, una en la plaza de deportes y la otra impulsada por la Asociación de productores en la finca fuera de la comunidad en la que se había realizado por varios años.
Lo anterior podría no ser problema, si se hubiera mantenido una participación creciente o regular de productores de queso y se ampliara la oferta de comidas a partir de este producto, en relación al número de lugares de ventas de comidas diversas y de productos elaborados fuera de la comunidad que ha venido prevaleciendo en las ferias más recientes y que tiende a desvirtuar el espíritu y los propósitos originales de la feria.

En la actualidad la feria se organiza nuevamente en la plaza de deportes, como una feria comunal, con la participación de más de 30 espacios de venta de ropa y artesanías y más de 20 espacios de venta de comidas diversas, pero con sólo 7 espacios de venta de quesos y otros derivados lácteos y 2 espacios de comidas que utilizan el queso como ingrediente principal.

Los productores de queso (Las Virtudes, Montelimar, Prolaso, La Finca, El Torito, Santiesteban y Le Chaudron), son empresas que poseen plantas semi-industriales y que ofrecen una gran variedad de quesos pasteurizados, como el queso Turrialba, semiduro, para freír, quesos maduros con y sin especies o chile picante y tipo francés, queso palmito, mozzarella y gouda y  otros derivados lácteos como natilla, yogurt, ponche, que los presenta como empresas lácteas muy especializadas.

Aunque es importante mostrar el avance de la agroindustria láctea de Santa Cruz, algunos visitantes comentaban que el queso tierno artesanal es el que menos se vende en la feria y la razón por la que no hay espacios de venta para las queserías artesanales dedicadas a la producción de éste queso, el más representativo de la zona alta de Turrialba.

La participación de las queserías resulta limitada, si consideramos la gran cantidad de productores artesanales que existen en la zona, los cuales han ido quedando relegados de la convocatoria de la feria.  Igualmente, la elaboración y promoción de comidas elaboradas a base de queso, son muy escasas y no ha permitido consolidar un menú y un recetario que sea un atractivo adicional para los visitantes.

La feria del queso se ha mantenido, pero sus vaivenes la han debilitado como actividad agroturística dirigida a promover la producción local de queso (máxime luego de haber alcanzado la denominación de origen), así como la difusión de comidas que utilizan este producto.

La feria ha ido perdiendo el carácter participativo e inclusivo, que en sus inicios buscaba  potenciar una forma de producción muy propia y beneficiar a la mayoría de los productores de la zona, mientras que ahora al menos  logra recordar a los visitantes que hay una feria anual del queso.

Ferias agroturísticas en Costa Rica: Avances en su organización

 Autor: German Masís[1]

Las Ferias del Café en Frailes de Desamparados y la Feria del Maíz y el Frijol en Pejibaye de Pérez Zeledón, parecen cumplir muy bien con la afirmación de que las ferias agroturísticas han logrado dinamizar la venta de los productos agrícolas, fortalecer el comercio y los servicios y la promoción turística de las comunidades rurales” (Blanco y Masís, 2010).

En su versión 2011, estas ferias han logrado mejorar considerablemente la organización, con la participación activa de miembros de la Comisión Local en el caso de Frailes y de las Asociaciones de Productores en el caso de Pejibaye, con una disposición ordenada y accesible a los espacios feriales, una amplia utilización de medios de  difusión de los eventos y con el apoyo de una mayor cantidad de entidades patrocinadoras.

El diseño y ejecución de los programas de las ferias, la combinación de actividades comerciales de venta de los productos, con las actividades recreativas y culturales, denotan avances importantes en la consolidación e identidad de estas ferias.

Se realizaron actividades que impactan positivamente el uso de los productos autóctonos, como la elaboración de subproductos y comidas a partir de café,maíz y frijol y la confección de artesanías con los productos, sus derivados y materiales de desecho.

Así mismo, hay que destacar las labores asociadas a la producción de café y maíz, como los concursos de cogedores de café y desgrane de maíz, fundamentales en el rescate de valores y tradiciones ligadas a la producción de dos de los productos más emblemáticos de la producción agrícola nacional.

En el conjunto de actividades de ambas ferias, resulta evidente y constatable la importancia productiva, alimentaria y cultural del café, el frijol y el maíz en las comunidades, las características y condiciones de la producción local y sobretodo el reconocimiento de los actores involucrados en las mismas: los campesinos y pequeños productores y sus familias que se resisten a abandonarlas y siguen considerándolas su forma de vida.

Con una alta atracción de turismo regional, de la zona de Los Santos y el Sur de San José, en el primer caso y la Zona Sur del país en el segundo, pero también de la Gran Area Metropolitana, las comunidades logran ubicarse en el mapa turístico del país y promocionar la diversidad de atractivos turísticos que se han ido desarrollando en las comunidades rurales y en el espacio microregional.

Lo  más satisfactorio, es que dichas ferias han logrado enfrentar con éxito “los grandes desafíos de las ferias agroturísticas que apuntan, a la innovación en la presentación, venta y utilización de los productos, la ampliación de la oferta culinaria con productos autóctonos y la elaboración de artículos que identifiquen la feria y la comunidad” (Blanco y Masís, 2010).

Referencias:
Blanco, M; Masis, G. 2010. Las Ferias Agroalimentarias de Costa Rica: espacios para promocionar la agroindustria, los productos típicos y el turismo en los territorios rurales. Ponencia Seminario Internacional EAAE-SYAL: Dinámicas Espaciales de los Sistemas Agroalimentarios, Parma, 27-30 octubre 2010.



[1] Sociólogo rural, Universidad Nacional (gmasis@una.ac.cr), enero 2011

Feria del Pejibaye 2011

Recorriendo las localidades de Ujarrás y Urasca y la sinuosa carretera que bordea el cañón del río Reventazón, llegamos a Tucurrique, un pueblo de origen indígena, enclavado en las montañas del sector oriental del Valle Central, donde cada año se realiza la ya tradicional Feria del Pejibaye.

Asistimos nuevamente, como casi todos los años desde hace más de 15 años, a esta feria organizada por el Centro Agrícola de Tucurrique, en su propio campo ferial, en donde se ofrece al visitante que se desplaza desde distintos puntos del Valle Central, una gran variedad de actividades de exposición y venta de productos y comidas elaboradas a partir del pejibaye, así como actividades recreativas y culturales, entre las que destacan el tour del pejibaye, las corridas de toros y los conciertos de música.

Con una muy buena convocatoria, a través de los medios de comunicación y pancartas a lo largo del camino, la concurrencia es abundante el segundo fin de semana de la feria, con visitantes que disfrutan de la gran cantidad de platillos y productos, que parecen aumentar cada año, entre ellos el picadillo,la ensalada,la crema,los tamales,el ceviche,el batido,el
rompope,las cajetas,los panecillos y por supuesto los pejibayes cocinados.

Esta feria organizada por un grupo de visionarios productores y productoras, 
comandados por el dirigente Alvaro Araya, han logrado mejorar las
instalaciones, ofrecer una amplia gama de actividades y favorecer a varias
instituciones locales, convirtiendo a esta feria, en un evento fundamental
para el desarrollo local de la zona.

La Feria del Pejibaye, es hoy una actividad consolidada que favorece la producción y el turismo rural y que avanza hacia su mayoría de edad, como la fiesta del pejibaye del mes de octubre.

Autor: German Masís (gmasis@una.ac.cr)
Universidad Nacional

Crónica - Feria del Aguacate 2008

Crónica sobre la Feria del Aguacate, enviada por el colega German Masís.

Visité este fin de semana la Feria del Aguacate en Santa Cruz de León Cortés y me quedó una buena impresión del trabajo del grupo APACO y dela organización de la feria. A pesar de ser una zona muy quebrada y de un acceso un poco difícil, la comunidad se organizó muy bien para dirigir el tránsito queingresaba al lugar y sobretodo la entrada de las personas a la feria(para el que tenían un brazalete).

Muy buena la información impresa sobre el aguacate y sus usos y la facilidad para la compra del producto por parte de los visitantes. Creo que otras ferias podrían mejorar a partir de experiencias como ésta y revela que hace falta un análisis de los factores que hacen exitosas las ferias y tratar de apoyar el desarrollo de las mismas. Además, conocí el esfuerzo de un grupo que está impulsando el turismorural en el lugar, son un grupo de jóvenes con pocos recursos y escasa preparación, pero con muchos deseos.

Se trata realmente de un turismo de convivencia con las familias rurales y su forma de vida que apenas empieza.

German Masís
fagamas@ice.co.cr

Feria del Aguacate 2008

Los amantes del aguacate están de fiesta con la primera feria del aguacate en Santa Cruz, León Cortés, donde podrán probar sabrosos platillos elaborados con esta fruta, así como llevar aguacates prácticamente a mitad de precio.Rolando Gamboa, representante de la Asociación de Productores de Aguacate (APACO), explicó que la zona de Santa Cruz es la mayor productora de aguacate tipo Hass del país.
Hace unos 20 años se dieron los primeros intentos para cultivar aguacate de altura, los productores fueron aprendiendo de los errores, como don Isaac Leiva, cuya familia fue una de las primeras en probar con este cultivo.

“Iniciamos hace muchos años a prueba y error. Hoy gracias a mucho esfuerzo y al apoyo de técnicos de la empresa privada y del gobierno hemos mejorado muchísimo, y podemos decir que producimos un aguacate de calidad y buen sabor”, comentó don Isaac, cuya finca fue visitada por el grupo de productores que participa en la Primera Conferencia del Aguacate, cuyo fin es capacitar a los productores.

Árboles no muy altos pero bien cargados de fruto son los que predominan en una zona hasta hace dos décadas dedicada al café, en la actualidad algunas fincas combinan ambos cultivos, en otras los mantienen separados.

Don Guillermo Acuña, quien cultiva en forma combinada el café y el aguacate, afirmó: “Son como un matrimonio, pelean entre ellos pero al final dan buenos frutos. Es un producto alternativo para ayudarnos en la temporada en que el café no genera”. Acuña inició hace 25 años con el cultivo de aguacate y hoy por hoy tiene 40 manzanas sembradas de café y aguacate, y entre 12 y 15 personas dedicadas a las plantaciones.

Fuente: http://www.empresas.co.cr/Eventos/

Feria de la Naranja 2007

A manera de crítica constructiva quiero contarles mi experiencia en la visita que realicé, junto con mi familia, a la Feria de la Naranja, el día domingo 11 de febrero.

Motivado por la amplia difusión a esta feria, en los periódicos, radio y televisión nos dirigimos a Ciudad Colón. Por el camino comprobamos el apoyo de la comunidad o bien el trabajo del comité organizador de colocar vallas y mantas para anunciar la feria. Ya en el lugar, los cuida-carros, muy bien organizados, le indican donde estacionarse y luego hacia donde dirigirse. Hasta aquí todo bien. Al llegar al recinto de la Feria comprobamos que la misma se compone básicamente de dos espacios, uno para las ventas de artesanía, un poquito caliente pero ordenado, pero donde se ofrecían collares y más collares. No culpo a los vendedores, porque seguramente son los artículos más vendidos, pero si que hace falta diversificar la oferta.

El otro recinto, un local nuevo y bien construido, albergaba la venta de frutas (naranjas, mandarinas, limones, mangos, cebollas, melones y fresas), y las ventas de comida. Aquí realmente es donde estaba mal la cosa, pues el espacio es muy pequeño para tanta gente, por cuanto el tránsito era dificil y el calor tremendo. Pero lo más trágico de todo era la fila que había que hacer para comprar en el único puesto de venta de comida (chicharrones de Puriscal), la fila era interminable y cuando finalmente la gente lograba el anhelado plato de comida, sencillamente no había donde sentarse.

Por otra parte, la naranja, el objeto central del evento, estaba tímidamente representado en un puesto de venta de jugo y en las mallas que se vendían a 500 colones cuando en la Feria del Agricultor estaban a 400 y hasta 300 la misma malla. Luego nos contaron que es que la cosecha en Acosta estuvo muy mala por los vientos. Otra cosa que sorprende es que los palos de naranja no se ven por ningún lado, incluso en la explanada construida recientemente sembraron palmeras, cuando lo lógico hubiera sido plantar árboles de naranja.


En fin. la visita a la Feria de la Naranja, no duró más de una hora, porque los niños estaban aburridos y no había esperanza de conseguir el tan ansiado plato de chicharrones.

Como dije al inicio, la idea es hacer una crítica constructiva, porque a estas ferias va mucha gente y se repiten los mismos problemas: falta de estacionamiento, poca oferta de comida, pocas facilidades para gente con niños o adultos mayores, por ejemplo sentarse, y la casi total ausencia del producto que debería ser el protagonista de la feria, por ejemplo la naranja representada en mermeladas, cajetas, vinos, artesanías, etc. Y como en el país la organización de estos eventos anda al garete, creo que es deber de todos contribuir a mejorarlas, porque realmente es un medio muy interesante para rescatar nuestras costumbres y productos.

Esperamos los cambios para la próxima edición.