German Masís-Altersial-
El agroturismo es una
modalidad del turismo en espacio rural, dirigida a la atención de visitantes interesados
en la actividad agrícola y en la vida rural y que en la actualidad es
reconocida como una opción del turismo a nivel nacional e internacional(Las
giras turísticas a las fincas de café y de cacao entre las 14 razones para
visitar Costa Rica (CR Hoy,8-7-2016).
Ha sido caracterizada como una
alternativa de diversificación económica y de valoración de los recursos de las
fincas, manejada por las propias unidades familiares, complementaria en la
generación de ingresos y dirigida a compartir su forma de producción, su forma
de vida y su cultura campesina.
Esta actividad está estrechamente
ligada a la transformación de la economía rural y al desarrollo territorial
rural que articula de manera estratégica, el desarrollo
de una economía y de una competitividad territorial, el uso y manejo sostenible
de los recursos naturales, la producción alimentaria, la gestión de servicios y
la creación de capacidades para superar la pobreza rural.
El agroturismo es una actividad que
muestra con claridad la multidimensionalidad del desarrollo con enfoque
territorial, ya que tiene un papel en la dimensión económica, al generar
empleo, ingresos y servicios, en la dimensión social, en la recreación y
revalorización de prácticas culturales y en la dimensión ambiental, ligada a la
gestión de recursos naturales, el manejo de los ecosistemas y en la
preservación de la biodiversidad.
Algunos estudios sobre el tema, han
señalado que contribuye a la revalorización del concepto de territorio y de su
importancia como eje de las iniciativas de desarrollo rural, que articula y
armoniza las actividades agrícolas, con la agroindustria, los servicios, el
manejo de lo ambiental, lo histórico y cultural (Riveros y Blanco,2003, p13).
El desarrollo del agroturismo ofrece
una alternativa a la modernización del medio rural, mediante el desarrollo
local de la agroindustria y los servicios, la generación de opciones de empleo,
la dinamización de la inversión, la promoción de iniciativas microempresariales,
importantes como una vía de salida a la pobreza de las familias rurales.
El turismo rural existe en forma
organizada desde los años 50 en Europa y Norteamérica a raíz de la demanda
espontánea por alojamiento y comidas por parte de visitantes en sus paseos
campestres. Actualmente se afirma que el
25% de la población de la Unión Europea pasa sus vacaciones en el medio rural y
se estima que este segmento ha crecido a una tasa del 10% anual, ya que cada
vez más habitantes de las grandes urbes deciden descansar de la estresante vida
moderna, compartiendo las labores cotidianas, tradicionales y estilos de vida
de las familias campesinas en las poblaciones rurales.
En América Latina, existe un
importante desarrollo del turismo rural en países como Chile, Argentina,
Paraguay, Brasil y Colombia. En el caso
de Argentina, existen múltiples experiencias en la modalidad de agroturismo,
desarrollas en estancias y ferias agrícolas y ganaderas realizadas con el apoyo
del INTA, en Chile las iniciativas del Instituto de Desarrollo
Agropecuario(INDAP) en el programa nacional de Turismo Rural, apoya a pequeños
productores agrícolas en el desarrollo de negocios de turismo rural y en
Colombia las organizaciones cafetaleras en el Eje Cafetero de Colombia, han
convertido las haciendas de café en sitios de agroturismo.(Hernández et
al, 2008,p.35).
En Costa Rica, a partir de la década
de los 90 y muy vinculado a la apertura comercial y a la crisis de los precios
del café, muchos agricultores frente a la inestabilidad de los precios, y el
riesgo de dejar de producir internamente, han incursionado en el turismo rural
buscando diversificar el uso de sus fincas, aumentar los ingresos, crear
fuentes de empleo y hacer más atractiva la vida en las zonas rurales.

En su impulso inicial el agroturismo
ha sido concebido como agroecoturismo, el cual ofrece la posibilidad de conocer
y experimentar de manera directa los procesos de producción de las fincas
agropecuarias, junto a la oferta de atractivos naturales de flora y fauna y
como parte de la perspectiva del turismo basado en la naturaleza. Así, por ejemplo, la revista de la
Escuela Centroamericana de Ganadería(ECAG) le dedicaba un número en el año 2003
al Agroecoturismo: una opción para diversificar la finca e incluía artículos
como “granjeros de Estados Unidos disfrutaron de oferta agroecoturística” y
anunciaba la “Cabalgata y feria agroecoturística en Atenas”.
Sin embargo, el planteamiento que vino
a delimitar el concepto y el enfoque del agroturismo es el documento de Blanco
y Riveros (2003) El Agroturismo, una alternativa para revalorizar la
agroindustria rural como mecanismo de desarrollo local, el cual propone que “el
agroturismo es una actividad que contribuye a la revalorización del territorio,
que tiene vinculación con otras actividades como la agroindustria rural y las
rutas gastronómicas y que es una importante alternativa de empleo rural no
agrícola”.
Posteriormente, con la creación del
espacio Agrotur por parte de Marvin Blanco,
investigador y especialista del tema del IICA y su planteamiento (2006)
El Turismo Rural: como una estrategia para el desarrollo local, se avanza en la
definición de la agroturismo como “la actividad
que ofrece al turista la posibilidad de conocer y experimentar de manera
directa con los procesos de producción de las fincas agropecuarias y las
agroindustrias, culminando con la degustación de los productos”,
y señala entre sus características que este “se realiza en granjas y fincas en
pequeña escala y que los oferentes no dejan de lado las labores habituales del campo”.
Esta visión del agroturismo se
reafirma y se ilustra con la descripción de algunas experiencias concretas en
los documentos, Blanco, 2007, El Agroturismo en Costa Rica: Retos y
Oportunidades, y del mismo autor Blanco, (2008) la Ruta agroturística del Queso
Turrialba en Costa Rica, ambos presentados en la revista de la Escuela
Centroamericana de Ganadería.
Más tarde en los estudios, primero de
Blanco y Masís (2008) sobre Las ferias Agroturísticas en Costa Rica como espacios para promocionar la
agroindustria, los productos típicos y el turismo en los territorios rurales y
en el estudio del IICA (2009) sobre el Turismo Rural en Costa Rica, se
establece en el primero, una valoración del papel de las ferias en la promoción
del agroturismo y en el segundo se presenta una aproximación al desarrollo
reciente del turismo rural, incluyendo al agroturismo.
Una
Aproximación a la realidad del Agroturismo
En Costa Rica el surgimiento del
agroturismo es ubicado en los primeros años de la década de los 90, muy
vinculado a la apertura comercial y a la crisis de los precios del café, ya que
muchos agricultores frente a la inestabilidad de los precios, y el riesgo de
dejar de producir internamente, incursionaron en el agroturismo buscando
diversificar el uso de sus fincas, aumentar los ingresos, crear fuentes de
empleo y hacer más atractiva la vida en las zonas rurales.
El agroturismo ha sido impulsado desde
entonces, de manera dispersa por productores independientes, organizaciones
agrícolas, centros agrícolas cantonales, cooperativas agrícolas, cámaras
regionales de turismo, municipalidades, instituciones del sector agropecuario y
del sector turismo y por las universidades estatales.
ALTERSIAL, organización que ha venido
dándole seguimiento al desarrollo de las ferias agrícolas, realizó un primer
acercamiento a la realidad del agroturismo en Costa Rica, logrando identificar
y ubicar en todas las regiones del país, una importante cantidad de
experiencias, proyectos y tours agroturísticos.
Mediante un estudio exploratorio, se
seleccionaron intencionalmente 25 centros agrícolas, 15 cámaras de turismo, 8
agencias de extensión agrícola y 5 cooperativas de café, las cuales por sus
actividades y su trayectoria han contribuido al estímulo y apoyo a iniciativas
asociativas, cooperativas e iniciativas privadas de agroturismo en las
diferentes regiones del país.
En 16 centros de los Centros Agrícolas
Cantonales se logró obtener información e identificar algunas experiencias de
agroturismo entre los agricultores asociados o en agricultores no asociados
pero ubicados en el área de influencia de los mismos.
En las zonas de cobertura de esos
centros agrícolas, se logró identificar 56 experiencias de agroturismo y un
interés particular de muchos de ellos en la promoción de esta actividad. Los centros agrícolas y comunidades donde se
registró el mayor impulso al agroturismo, fue en Frailes de Desamparados, Mora,
Guatuso, Tarrazú, Nandayure y Tucurrique, donde se tiene una comprensión clara
de su importancia y de la oportunidad de apoyar el impulso de proyectos en este
campo.
Por su parte, en la consulta a las Cámaras
de Turismo Regional, se pudieron identificar 45 experiencias de agroturismo,
principalmente en las cámaras de Pérez Zeledón (Asociación de Microempresarios
Agroindustriales y Turísticos) con 14 de ellas, la Cámara de Guácimo (10), las
de Bagaces (Arenal-Tenorio 6), las de Monteverde (5) y Guatuso (4), entidades
en las que se promueve la afiliación de fincas agroturísticas y se reconoce el
valor de esta modalidad de turismo rural. Entre los agricultores afiliados a esas
cámaras, se destacan las experiencias de la Asociación de Agroturismo de la
Argentina de Pocora, siete pequeñas fincas que con el apoyo de la Universidad EARTH,
desarrollan actividades agroturísticas.
En
Monteverde existen 5 experiencias agroturísticas que organizan varios tours
como los de café Don Juan, el del Cafetal, el del café Monteverde, el del
Trapiche y el de la finca Modelo Ecológica.
En el sector de Biolley de Buenos
Aires, la Asociación de Mujeres de Biolley (Asomobi) y la Asociación de Productores
(Asoprola) organizan visitas a las fincas de café, al microbeneficio y cuentan
con un albergue. También en Buenos Aires, se encuentra
las experiencias de Los Chocuacos, de Las tablas de Potrero Grande, de Rocas
Calientes en la reserva indígena de Ujarrás, la finca la Pasiflora en Longo May
y la finca de la empresa Durika. En la zona cercana a los volcanes
Tenorio y Miravalles, entre los cantones de Bagaces y el sector de Bijagua se
encuentran las experiencias de Leda Quesada con su proyecto Paz Entre Volcanes,
la finca integral de Olber Carvajal, la finca didáctica de Jorge Barrantes.
La actividad del agroturismo se ha
impulsado también en 10 cooperativas de café que promueven recorridos por las
plantaciones de café, por sus beneficios y efectúan degustaciones de sus tipos de café al final de
las visitas. Entre los más importantes recorridos
por las fincas y beneficios de café se encuentran, los de las cooperativas
CoopeTarrazú y CoopeDota en la zona de Los Santos, Coopeldos de Tilarán,
CoopeCerroAzul de Nandayure y CoopePilangosta de Hojancha.

El desarrollo de las fincas integrales
agropecuarias, que representan un manejo diversificado y sostenible de los sistemas
productivos familiares es otro espacio natural del agroturismo en el país. Algunos agricultores han creado unidades de
producción, con un carácter de fincas modelos o demostrativas, que es visitado
tanto por otros agricultores y técnicos agrícolas, como por visitantes
interesados en conocer y disfrutar de una actividad agrícola en armonía con la
naturaleza.
Entre las fincas integrales, según el
Ministerio de Agricultura y Ganadería sólo en la región Central Oriental, se
ubican cerca de 35 experiencias dedicadas a la producción de hortalizas, café,
frutales y leche, ubicadas en los cantones de León Cortés(10), Dota(6), Pacayas (4), Turrialba (4), el cantón
Central de Cartago (5), Paraíso, Jiménez y Moravia.
A las fincas mencionadas, se unen más
de 40 fincas integrales distribuidas en
diferentes zonas del país, que por su manejo ejemplar y por la belleza de las
zonas en que se ubican atraen visitantes, en lugares como en Buenos Aires de
Guápiles, La Argentina de Pocora, Monterrey y La Fortuna de San Carlos, Peñas
Blancas de San Ramón, Tabarcia y Guayabo de Mora, Platanares y Rivas de Pérez
Zeledón, Biolley de Buenos Aires y Monteverde Puntarenas, San Luis de Grecia y
Paracito de Moravia, éstas dos últimas las de don Eliécer Rodríguez y de don
Anselmo Rodríguez posiblemente las más conocidas del país.
Otro ámbito de desarrollo del
agroturismo son las ferias de productos agrícolas o ferias agroturísticas, que
son alrededor de 25 ferias ligadas al principal producto de la zona geográfica
que se realizan una vez al año, respondiendo al interés de los agricultores de
promocionar los productos agrícolas y agroindustriales, aumentar el comercio y
fomentar el agroturismo en sus comunidades.
Entre ellas están, la feria del Café
en Frailes de Desamparados, la feria del Chiverre en Laguna de Alfaro Ruíz, la
feria de la Cebolla en Santa Ana, la feria de la Fresa en Varablanca de Heredia,
la feria del Aguacate en San Jerónimo de Esparza, la feria del Chayote en
Ujarrás de Paraíso, la feria del Queso en Santa Cruz de Turrialba, la feria del
Jocote en Aserrí, la feria del Pejibaye en Tucurrique, la feria de la Papa y la
Cebolla en Tierra Blanca y la feria del Chicharrón en Puriscal. Las ferias se realizan con el impulso
de las Asociaciones de productores y Centros agrícolas y con la participación
de grupos de agricultores locales, promoviendo pequeños tours y recorridos por
fincas del lugar.
La pesca de trucha es una actividad más
de agroturismo que se realiza sobre todo los fines de semana en varias zonas
del país, donde cerca de 168 fincas agrícolas, (según el censo agropecuario
2015) disponen de estanques, donde crían las truchas y ofrecen el servicio de pesca
y cocinado de las mismas, además de recorridos por las áreas de bosque. Estas fincas se encuentran ubicadas en los
sectores de la carretera Interamericana en Cartago, Orosi y Los Santos, Poás,
Naranjo y Fraijanes de Alajuela, Coronado y Pérez Zeledón.
El agroturismo ha tenido un desarrollo
notable en algunas zonas del país, en donde los pequeños productores familiares
y las organizaciones agrícolas y turísticas han puesto especial interés en esta actividad y han logrado
establecer experiencias importantes. Este desarrollo ha estado ligado a actividades
agrícolas como la producción de leche y queso en Santa Cruz de Turrialba, a la
producción de café en la zona de Los Santos y la producción de café y caña de
azúcar en la zona de Pérez Zeledón, donde el agroturismo ha sido acogido como
una opción complementaria de producción agrícola y de la forma de vida del
campesino costarricense.
En Santa Cruz de Turrialba en el año
2005, se identificaron al menos 20 fincas agropecuarias y queserías rurales, de
las cuales ochode ellas definidas como queserías semiartesanales, habían recibido
visitantes en alguna oportunidad para conocer sus fincas lecheras y unidades de
procesamiento de quesos y otros derivados lácteos.
En Pérez Zeledón, la Universidad
Nacional realizó en el 2007 un estudio de pequeñas empresas agroturísticas y
logró identificar 14 fincas de café, caña y pesca recreativa en lugares como Páramo,
Quebradas, General Viejo, San Rafael de Platanares, San Pedro, Tinamaste y
Rivas.
En la zona de Los Santos, el agroturismo ha
estado muy ligado a la producción de café, su actividad principal y a las
bellezas naturales de esta zona. En
ella, más de 12 fincas familiares y microbeneficios han recibido visitantes,
entre ellos los de: Cerro Alto, La Cumbre, La Cabaña, La Pastora, La Roca,
Cerro Verde, Hermanos Navarro y Hermanos Vargas.
A estas experiencias, se suman cerca de 10
tours y recorridos por fincas de café, de frutales de altura y pesca de trucha,
en las comunidades de Santa María de Dota, Copey, Providencia, La Cima,
Madreselva y San Gerardo.
Finalmente, se encuentran las
experiencias de turismo de base comunitario que tienen un fuerte componente de
agroturismo, ya que en sus proyectos contemplan “efectuar visitas a fincas
campesinas, participar de labores agrícolas y otras actividades de la vida del
campo”(Guía del turismo rural comunitario, 2003), como la producción de café,
caña, frutales, especias y plantas medicinales, producción de leche y crianza
de especies menores, junto al beneficio de café, a los trapiches y la pesca de
truchas.
Entre éstas están 18 experiencias se
ubican en la Bajo La Paz de San Ramón, Nacientes Palmichal de Acosta, Copal en el
Humo de Pejibaye de Jiménez, la Flor de Paraíso, Río Cuarto de Grecia, Los
Campesinos en Quebrada Arroyo y El Silencio de Quepos, Zapotal de Miramar,
Monte Alto de Hojancha, el Albergue Agroecológico Rincón de la Vieja, Loma Larga
de Santa Cruz, Guanacaste, el albergue San Juan de Aguas Zarcas de San Carlos,
Ecoverde de Monteverde, Heliconias en Río Celeste, Guatuso, las Quebradas y Montaña Verde de Pérez Zeledón
y en Durika de Buenos Aires.
Consideraciones Finales
En este estudio exploratorio se han
logrado identificar más de 500 experiencias agroturísticas, vinculadas a los Centros
Agrícolas cantonales, a las Cámaras de
Turismo regionales, a Cooperativas Agrícolas, a los Tours agroturísticos, al
impulso de fincas integrales, a las ferias agroturísticas de productos y a los
proyectos de turismo rural comunitario que incluyen la visita a fincas
campesinas.
En estas experiencias, se reconoce
explícitamente la vigencia del agroturismo y la existencia de fincas
agroturísticas que combinan la actividad agrícola con los servicios turísticos
en pequeñas unidades manejadas por las familias campesinas.
Particular importancia presenta el
desarrollo agroturístico existente en varias zonas del país, como Pérez
Zeledón, Los Santos, Santa Cruz de Turrialba, Guácimo, Guatuso, Bagaces,
Monteverde, Nandayure, Buenos Aires y Mora.
En este estudio, se ha podido
determinar también el enorme potencial que tiene el agroturismo para los
agricultores y las comunidades rurales, en otras zonas del país, como San
Ramón, Pococí, Puriscal, Poás y Coronado.
El agroturismo desde sus inicios ha
estado estrechamente vínculo a las zonas cafetaleras y a la producción
cafetalera del país, pero en la actualidad se ha venido impulsando con éxito en
otras actividades agrícolas como leche, caña, cacao, banano, frutales,
hortalizas, granos, tabaco, pejibaye, pimienta y vainilla.
Esta es una actividad de gran
importancia socioeconómica, ligada plenamente a las pequeñas fincas agropecuarias
y agroindustriales, a la producción campesina y a los territorios rurales, así
como a un segmento de turistas que aprecian y disfrutan la forma de vida del
campo, su biodiversidad y el paisaje natural del país.
Bibliografía:
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