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2 de mayo de 2016

La Feria del Mango de Turrubares: una pequeña feria muy comunal

La feria del mango se celebró este último fin de semana en Turrubares, en su tercera edición según la promoción efectuada, aunque en mi caso conocí de su existencia hasta este año.
Al principio cuando llegué, luego de tomar el desvío a Turrubares por la ruta a Caldera, la encontré un poco desolada, pero pensé que probablemente es poco conocida, pero que a medida que se iba acercando el medio día, habría mayor afluencia de visitantes, lo cual efectivamente ocurrió.
La feria se encontraba ubicada frente a la iglesia en poco menos de 100 metros, por tratarse de una feria pequeña, unos cuatro o cinco toldos y algunos puestos en madera, en el centro un camión tipo tráiler con un par de amplificadores para la música y en la soda a la entrada de la iglesia una venta de comidas.
En un primer recorrido, pasé por los toldos de productos derivados del mango, por la inquietud de que el mango es una fruta con la que se pueden elaborar muchos productos y que tiene gran potencial agroindustrial.
Comencé en el puesto de batidos de mango, saboreando uno de ellos, elaborado con pulpa de mango natural, junto a la mermelada de mango dulce y verde y los helados de mango, productos elaborados de manera muy artesanal por una familia de la zona.
Luego en el puesto de la Escuela de Purires, ofrecían jugo de mango, helados, postres, como el mouse y quequitos, todos de mango y elaborados de manera natural por padres de familia de la Escuela.
En otro puesto, también había jugo de mango un poco más concentrado, acompañado de repostería pancitos, empanadas y quequitos para acompañar el jugo.
Luego, dos puestos más que ofrecían vinagre y productos de limpieza para el hogar, elaborados a  partir del mango como materia prima, que en su elaboración artesanal resultaban novedosos para los visitantes.
Al final de los lugares relacionados con el mango, el recorrido por los tres puestos dedicados a la venta de mango en fresco, pudiendo  seleccionar los más grandes para efectuar la compra, uno de los objetivos del viaje.
Junto al mango, vendían aguacate criollo, naranja, pejibayes, elotes, nances, plátanos y hasta manzanas y plantas ornamentales, éstos últimos productos venidos de fuera de la zona.
En términos de la oferta de productos agroindustriales, se ofrecía café tostado y en grano, elaborado por la Asociación de Productores del Cerro Turrubares, que también ofrecía jaleas y panes caseros y la miel de abeja en diferentes presentaciones elaborada por Productos Apícolas La Esperanza de San Luis de Turrubares.
Los demás puestos estaban dedicados a la venta de ropa, bisuitería, muebles y artesanía en madera y en barro, que completaban una pequeña feria, de carácter muy comunal con la participación de pocos productores y de varias organizaciones de la localidad.
Autor: German Masís M.

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