German Masís M|
La seguridad
alimentaria y nutricional, entendida como “el
estado en el cual todas las personas gozan en forma oportuna y permanente, de
acceso físico, económico y social a los alimentos que necesitan en cantidad y calidad,
para su adecuado consumo y utilización biológica, garantizándoles un estado de
bienestar general que coadyuve al logro de su desarrollo”(FAO,2006), es una definición multidimensionalidad que
incluye la disponibilidad de los alimentos, el acceso,
la estabilidad y la utilización de los mismos. Junto a esta
concepción, la
soberanía alimentaria es una precondición para el logro de una seguridad
alimentaria genuina, expresada como “el derecho de los pueblos a definir sus
propias políticas y estrategias sustentables de producción, distribución y
consumo de alimentos que garanticen el derecho a la alimentación para toda la
población, con base en la pequeña y mediana producción, respetando sus propias
culturas y diversidad de modos de producción agropecuaria” (Vía Campesina,1996).En la actualidad, el
acceso a los alimentos es considerado la dimensión fundamental de la seguridad
alimentaria y está estrechamente vinculada a los niveles de pobreza y a la
posibilidad de las familias de disponer de los recursos necesarios para
adquirir los alimentos básicos.
La pobreza
entendida como la imposibilidad de un individuo o familia de satisfacer sus
necesidades básicas, supone para la seguridad alimentaria la comparación de los
niveles de ingreso y el costo de una canasta básica alimentaria suficiente para
satisfacer los requerimientos nutricionales de un individuo. De ahí que la
atención sobre la forma y los medios como aliviar la pobreza y mejorar los
medios de acceso a los alimentos de los pobres debe ser el objetivo principal
de una política para mejorar la seguridad alimentaria de la población. Al mismo tiempo, el aumento de la producción de
alimentos es uno de los medios principales de combatir la pobreza, debido a que
buena parte de los pobres dependen de la agricultura para encontrar empleo y
conseguir ingresos.
El
reconocimiento de que el problema de la seguridad alimentaria no está
determinado por la disponibilidad de alimentos, ya que
muchos países producen suficientes alimentos para abastecer a su población,
sino por el acceso individual a los mismos, resulta
preocupante ante el aumento de los niveles de pobreza y la posibilidad de que
más familias ingresen en un estado de inseguridad alimentaria.
El panorama de la
seguridad alimentaria revela que el deterioro en el acceso social a los
alimentos de una porción importante de la población, se ha visto acompañado de
la disminución relativa de la producción alimentaria, del aumento de las
importaciones y de la pérdida de capacidad productiva de los sectores
tradicionalmente vinculados a la producción agroalimentaria.
La producción agroalimentaria vinculada al mercado
interno, en actividades como la
producción de granos, hortalizas y tubérculos, se ha reducido, o ha tenido un
crecimiento débil o muy inestable que ha venido afectando el abastecimiento
alimentario de los países.
Mientras, las importaciones agropecuarias han tenido
aumentos importantes en ciertos productos agrícolas esenciales, éstas resultan
sensibles para la producción
interna, porque afectan las intenciones de siembra, la sostenibilidad de los sistemas
de producción y deterioran los ingresos de las familias que dependen de las
actividades productivas.
Los esfuerzos para mejorar la disponibilidad de alimentos, no pueden depender
del aumento de las importaciones de alimentos, aunque se disponga de los
ingresos procedentes de las exportaciones y de las reservas monetarias. Especializarse en la producción de cultivos para
exportación de alto valor y adquirir las importaciones alimentarias necesarias
puede parecer apropiado, pero implica riesgos para la producción y
abastecimiento de alimentos. Algunos países han
perdido capacidad productiva y autosuficiencia alimentaria, y han incrementado
su dependencia de los alimentos importados. Además los
productores se enfrentan a los problemas de pérdidas poscosecha, mercadeo y
comercialización en los mercados urbanos controlados por las cadenas de
supermercados que imponen los precios y condiciones de venta de los productos.
También
la disponibilidad de alimentos y la
seguridad alimentaria se ve amenazada por la variabilidad climática y los
desastres naturales que afectan con frecuencia los
rendimientos y provocan pérdidas en la producción alimentaria.
Los
países no pueden abandonar la producción interna de alimentos, ya lo manifestó la FAO en la
Cumbre de la Alimentación del 2008 “el problema se origina
principalmente en el desestímulo de la producción agropecuaria en los países
pobres. Por lo que existe la necesidad
urgente de ayudar a los países en desarrollo a incrementar su agricultura y la producción de alimentos y
asumir la seguridad alimentaria como una política nacional permanente”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario