Autor: German Masís M.

Recorrimos toda la
distancia entre estas dos comunidades buscando un rótulo que nos indicara
adonde era la feria, hasta que en la intersección con el volcán Poás nos
aclararon que la feria era en Varablanca e iniciamos el lento recorrido hacia ese
lugar, lo cual fue muy complicado por la gran cantidad de vehículos que iba y
venían en la estrecha carretera que las une.
Luego de casi una
hora llegamos al cruce de Varablanca y a partir de ahí comenzó el difícil
acceso hacia esta comunidad, saturado de vehículos a ambos lados de la
carretera, que sólo el deseo de llegar a la feria, nos hacía tratar de avanzar.

Finalmente bajamos
más de 2 km y divisamos a la distancia el lugar de la feria, no sin grandes
dificultades para conseguir un parqueo cerca de la misma. Por fín estuvimos frente a la iglesia de
Varablanca, donde había una manta que indicaba la entrada a la actividad. Ya en la feria, en
medio de una gran concurrencia de gente que buscaba afanosa los lugares de
venta de fresas y de la música ranchera que se escuchaba, tratamos de
sobrepasar las filas de personas tratando de comprar comida en los lugares
frontales de la feria.
Durante el
recorrido por el interior de la feria de la fresa, constituido por una gran
cantidad de lugares de venta de ropa, bisutería, artesanías y hasta utensilios
de cocina, pudimos ubicar 3 lugares de venta de fresa en fresco y dos lugares
de venta de jaleas y mermeladas de fresa (una de ellas de Alajuela), que junto a
un lugar de venta de queso fresco, daban cuenta que se trataba de una feria
ligada a la fresa y a la zona. Al fondo
algunos juegos mecánicos que completaban el panorama de una gran fiesta o turno
comunal.

No sé si es la
primera vez que se realiza esta feria, pero la ubicación no parece muy
apropiada, tanto por los problemas de acceso, como porque probablemente la
comunidad no es ubicada como la mayor productora de fresas de la zona.
Había pocos lugares
de venta de fresas, tanto en fresco, como productos derivados o comidas y
bebidas a partir de la misma y las que había se ubicaban de manera dispersa y
desordenada entre la cantidad de productos no alimenticios que había en la
feria. Sería bueno que la organización
de ésta actividad revise las fortalezas de otras ferias agroturísticas del
país.
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