German Masís M. La versión 2016 de la Feria del Café, confirma nuevamente que ésta es una actividad de un alto nivel de organización, con una muy buena divulgación y un amplio apoyo de entidades patrocinadoras, dirigida al disfrute de los visitantes y de todos los miembros de la comunidad. Liderada por el
Centro Agrícola Cantonal y con la intervención de una gran cantidad de jóvenes asistentes
con sus camisas color naranja alusivas y sus instrumentos de comunicación, se
nota de inmediato una fuerte logística, resultado de una preparación previa
iniciada muchos meses antes del último fin de semana del mes de enero.
Desde el ingreso a
la comunidad de Frailes y la disposición del parqueo de vehículos distribuido
por las calles de la misma, en manos de organizaciones locales como el colegio
del lugar, hasta la colocación de los brazaletes de ingreso y la ubicación de
los diferentes servicios de seguridad,
asistencia de la Cruz Roja y sanitarios, queda la impresión de que todos
los aspectos organizativos están controlados.
Ya dentro del campo
ferial en la plaza de deportes, la alegría y la atención a los visitantes queda
plasmada en el programa de actividades, que en el caso del día domingo,
comienza con un bloque infantil con la participación payasos y música folklórica,
pasando luego a una exposición de barismo de jóvenes expertos, cocina con
platillos que incorporan café y una serenata y un concierto bailable para los
más grandes.
En el recorrido por
las áreas de la feria, es importante ubicar una zona especializada sólo en
stands con tipos y marcas de café de la zona y productos vinculados al disfrute
de un café en el sitio, la compra de éste y de productos vinculados a la
producción del café.
En el sector
central del campo, una buena cantidad de stands para la venta de productos
derivados del café, como queques y repostería, adornos y bisutería, pinturas y decoraciones,
variedad de corredores de café y todos los equipos para disfrutar de un buen
café.
El sector de las
comidas, muy bien dispuesto y señalizado, con comidas y bebidas tradicionales,
como almuerzos del cafetal, panes, bizcochos, tortillas y para algún gustillo
especial truchas, pizzas y refrescos de diversos sabores.
La afluencia de
visitantes fue muy amplia y multitudinaria durante todo el día, quienes
abarrotaban los stands y el área de comidas, haciendo que por momentos se viera
pequeño el campo ferial. La degustación
y compra de café obligaba a que se hicieran largas filas para el disfrute de
una taza de café y para la adquisición de los tipos y marcas en exposición.
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