El medio rural costarricense se transformó. Progresivamente, la imagen tradicional de un
país agrario ha dado lugar a un escenario multifacético en el que la diversidad
y complementariedad de las actividades económicas dan cuenta de las
transformaciones que han sufrido los territorios rurales, vinculadas tanto a
las actividades agroexportadoras, como a la consolidación de un segmento de
agricultura familiar inserta en los mercados dinámicos, al desarrollo de micro
y pequeñas empresas agroindustriales y a la transformación del espacio rural
ligado al uso de los recursos naturales y al paisaje.
En la actualidad, lo rural se integra definitivamente con lo
urbano, aunque a veces de manera contradictoria y conflictiva, las reformas
económicas y la apertura comercial han definido una nueva economía rural y la
sociedad rural es más diversa y heterogénea, tiene nuevos actores y se
encuentra muy ligada a la naturaleza en los territorios rurales.
Se han dado transformaciones que marcan una nueva etapa en el
desarrollo de los espacios rurales, fase en la que ya no se puede concebir a
éstos como sinónimo de atraso o como regiones determinadas exclusivamente por procesos
agrícolas. Se ha producido la conformación de un nuevo modelo de organización
social, económica y ambiental y con él de un nuevo paradigma acerca de los
espacios rurales y sus posibilidades de desarrollo.
En el proceso de surgimiento del nuevo escenario rural en las
últimas décadas, se encuentra la articulación de tres dimensiones: la relación entre la sociedad
rural y la naturaleza, el surgimiento de nuevas relaciones sociales y nuevos
actores y la redefinición de las
relaciones urbano-rurales.
La relación entre la sociedad rural y la naturaleza, se ha
definido a partir de que las formas de uso de los recursos naturales han pasado
de privilegiar la producción de bienes primarios a una multiplicidad de
posibilidades, donde se destacan la valoración y aprovechamiento de nuevos
productos y servicios, la conservación de la biodiversidad y la utilización de fuentes
renovables.
Las relaciones sociales y los lazos interpersonales, establecen un
desplazamiento de la relativa homogeneidad que caracterizaba a las comunidades
rurales, hacia una creciente heterogeneidad y a una disolución de los lazos de
solidaridad que en el pasado eran el rasgo de la ruralidad. Lo anterior ligado al surgimiento de nuevos
actores sociales, nuevos vínculos y a una difusión de la información que genera
una relación de proximidad con espacios y ámbitos muy diversos que impactan la
cultura rural.
La relación con las ciudades, ya no se basa en el intercambio de
productos primarios, sino que da origen a tramas territoriales complejas y
multifacéticas, con diferentes mecanismos de articulación constante de
productos físicos y servicios y entre los mercados de trabajo. Los territorios rurales ya no son, como en el
pasado, simples exportadores de recursos, sino también una fuente de atracción
e intercambio de bienes, ingresos y pobladores urbanos. En síntesis, ya no tiene sentido tratar lo
rural como opuesto a lo urbano, ahora se encuentran articulados de manera
indisoluble y son parte de una misma conformación territorial.
Lo rural ya no está vinculado
a un sector, a una actividad productiva o a comunidades dispersas y
atrasadas, sino a un territorio y una población, con una amplia dotación de
recursos y con una diversidad de actividades que generan oportunidades y
relaciones que trascienden el territorio y crean vínculos con las ciudades y la
sociedad nacional.
El giro hacia el abordaje territorial implica, la valoración de
las nuevas ventajas comparativas del territorio, como la explotación del
potencial paisajístico y productivo de la biodiversidad, los nichos de mercado de
productos con identidad territorial orientados a segmentos promisorios de
consumo urbano y la explotación de recursos y servicios no relacionados con la
agricultura, expresión de la intersectorialidad y la articulación de los
diferentes sectores de las economías locales.
El surgimiento del abordaje territorial, la nueva economía rural,
la relación con la naturaleza y el cambio climático y la vinculación del medio
rural con las áreas urbanas, demandan la creación de una nueva agenda rural y
el impulso de investigaciones novedosas sobre el nuevo escenario rural.
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