El turismo se ha convertido en una de las actividades más
importantes del mundo ya que tiene un impacto sobre la economía en su conjunto
a través de la generación de ingresos por concepto de divisas, creación de
fuentes de empleos, directos e indirectos, inversiones públicas y privadas,
estímulo de los sectores económicos ligados a la actividad (construcción,
transporte, comercio, artesanía e industria alimenticia). Además, se le
reconocen efectos multiplicadores tales como el incremento de la demanda de
bienes industriales, agropecuarios y comerciales ligados en forma indirecta con
la actividad turística a través de la demanda de insumos necesarios para su
funcionamiento y equipamiento (Pereira, 2002).
El
agroturismo se perfila como un tipo de actividad turística que ofrece al
visitante la posibilidad de conocer aspectos de la cultura local y de aprender
sobre prácticas tradicionales de cultivos, cosechas y procesamiento de
productos agropecuarios, forestales y pesqueros, además de la artesanía. Ya
existen en América Latina “paquetes turísticos” que ofrecen al visitante la
posibilidad de permanecer, por uno o varios días, en fincas donde no solo
descansa y disfruta del paisaje rural, sino que se involucra con la forma de
vida del productor y de su familia. Por otra parte, el agroturismo se
constituye en una opción de diversificación de las actividades agrícolas y
agroindustriales, con lo cual se benefician no solo los propietarios de esos
emprendimientos, sino también otros pobladores rurales que, por este medio
tienen nuevas fuentes de empleo e ingresos y argumentos adicionales para
permanecer en los espacios rurales en los que han nacido y se han criado.
Las experiencias
de agroturismo en América Latina, donde se han integrado visitas a actividades
agroindustriales todavía son pocas, se conoce de circuitos que incluyen
trapiches paneleros, beneficios de café y plantas queseras principalmente, pero
la oferta podría ser más amplia e interesante si se consideraran otras empresas
agroindustriales localizadas en áreas rurales y manejadas por pequeños y
medianos productores, tales como el secado de frutas, especias y plantas
medicinales; la cría, captura y procesamiento de peces; la extracción de miel
de abeja; la producción de hongos, entre otras y, que puedan articularse a
paquetes que incluyan otros atractivos turísticos, tales como museos, ruinas
arqueológicas, monumentos históricos, sitios para realizar deportes, centros de
esparcimiento en general, además de servicios de alimentación y hospedaje que
rescaten y preserven lo autóctono.
Fuente: Blanco, M y Riveros, H. 2008. Fortalecimiento de la agroindustria rural por medio del agroturismo: conceptos y propuestas para su promoción. IICA. paper.
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