

Muy significativa también la presencia de diversos productos que utilizan como materia prima la fresa, tales como mermeladas en diferentes presentaciones, ponche, vino, helados, refrescos, yogurt, tartaletas, pizzas y hasta cajetas de fresa, pero la “fresa en el pastel” resultó ser la elaboración y la venta del enorme queque elaborado por chefs de la zona, el cual se podía adquirir luego de hacer una larga fila frente al salón principal, donde se exhibía el mayor producto de la feria.
Además, se vendían
otros productos de la zona, como las granadillas, el queso de varios tipos y hasta
hongos, además de algunos puestos de conservas de frutas y verduras de pequeñas
agroindustrias de lugares aledaños. Complementaban la fiesta, puestos de
artesanía, pinturas y decoraciones y artículos de madera, barro y vidrio,
elaboradas en algunos casos por artesanos locales, junto a las tradicionales
ventas de ropa y bisutería.
En el sector de las comidas, además de las también tradicionales comidas y bebidas de todas las ferias, ofrecían algunas bebidas y postres elaborados a base de fresa, como flanes y pies, refrescos y helados y otras más novedosas como pizzas, que evidencian un mayor interés por promover alimentos a partir de esta fruta.
Por lo demás, la
música y la alegría que amenizaba una feria de la fresa, deliciosa fruta de
muchos usos, que los tres días de la feria atrae una inmensa cantidad de
visitantes que abarrotan la vía principal y esperan una cada vez mejor
organización y productos novedosos que incorporen la fresa al consumo y a la
gastronomía nacional.
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