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14 de julio de 2016

Agroindustria rural: Concepto y características

El Programa Cooperativo de Desarrollo de la Agroindustria Rural para América Latina y el Caribe (PRODAR) que operó por cerca de 20 años en América Latina a través de redes nacionales en varios países (Guatemala, República Dominicana, Chile, Colombia, Ecuador, Venezuela, Panamá, Nicaragua), definió un marco conceptual y metodológico para comprender y promover a las agroindustrias rurales. A continuación algunas elementos importantes en la definición de la agroindustria rural, estrechamente ligados a su filosofía:

Agroindustria rural: “Actividad que permite aumentar y retener en las zonas rurales, el valor agregado de la producción de las economías campesinas a través de la ejecución de tareas de poscosecha en los productos procedentes de explotaciones silvoagropecuarias, pesqueras y acuícolas tales como la selección, el lavado, la clasificación, el almacenamiento, la conservación, la transformación, el empaque, el transporte y la comercialización”.


El valor agregado: Hace alusión a las empresas que agregan valor a la producción
primaria de las economías campesinas. Sin embargo, se trata no sólo de aumentarlo sino de retenerlo en las zonas rurales, es decir agregar valor y a la vez permitir que se quede en las zonas donde está la producción primaria.

Otro elemento importante es la Poscosecha; donde se está agregando valor a través de los elementos de selección: lavado, clasificación, conservación, transformación, empaque, transporte, comercialización y todo aquello que se coloca después de la producción o de la finca.

Existen otros conceptos que resultan valiosos, el entorno que tiene que ver con la agroindustria rural pero inmerso en una nueva ruralidad, multifuncionalidad y valoración de otra serie de actividades que cumple el poblador rural en pro de su territorio y el desarrollo rural. Dentro de la filosofía se incorporan instrumentos de lucha contra la pobreza.


Objetivos fundamentales de la agroindustria:
  •         Aumentar y retener en las zonas rurales el valor de la producción agropecuaria
  •         Elevar ingresos y crear puestos de trabajo
  •    Contribuir a la seguridad alimentaria: (empresas rurales vinculadas con el mercado y el comercio).
  •     Fortalecimiento de las estructuras sociales locales. Las empresas cumplen con un objetivo de desarrollo.

 En América Latina, existen más de 5 millones de unidades empresariales que responden a estas características y alrededor de 15 millones de personas vinculadas con esta actividad. Ello demuestra que se trata de un elemento importante de generación de empleo y de ingresos. La agroindustria rural refleja la heterogeneidad del mundo rural de las economías campesinas y no la de un conjunto u organismo homogéneo. Dentro de ese universo se puede observar que existen agroindustrias diferenciadas por muchos aspectos:

Origen: Término que se emplea cuando se trata de entender y desarrollar la agroindustria rural, referido a la existencia de agroindustrias rurales tradicionales y espontáneas (trapiches paneleros, queserías artesanales, la fabricación de dulces, etc.). Se trata de organizaciones que no han sido producto del Estado, ONG’s, o universidades, sino del ámbito cultural como medio de subsistencia de las economías campesinas (producción de maíz o de yuca).

Agroindustrias rurales “inducidas”: Son producto de los proyectos ante la oportunidad o potencialidad en el mercado. Esto resulta importante al momento de planificar y de observar proyectos o programas de apoyo a empresas rurales, ya que es diferente aprovechar oportunidades de los mercados, las potencialidades o un “saber hacer” de una zona, al fortalecimiento, mejoramiento de la competitividad, o a hacer más productivas las agroindustrias existentes.

Articulación con otros componentes: Desde el punto de vista de cadena, las agroindustrias rurales tienen distintas articulaciones y por ende los tipos de mercado son diferentes. Normalmente al hablar de las agroempresas rurales se piensa en la elaboración de productos para un mercado y consumo final; pero muchas de ellas tienen productos intermedios, donde los clientes no son el consumidor final sino otra industria. Allí existe un tipo de vinculación diferente.

A nivel de la materia prima, se piensa que se está agregando valor a la producción primaria cuando el mismo productor es el que transforma; sin embargo, esto siempre sucede, pues hay un productor y un transformador aún en el espacio rural. Esta es la razón por la cual la articulación con los componentes de la cadena es diferente.

Tipo de transformación y participación de los productores: En este aspecto también se observan elementos que están muy articulados con la producción primaria. Cuando se habla del beneficio de café, se advierte una agroindustria rural que está ligada con la producción de este producto.

Estructura de la propiedad y organización: No siempre los propietarios de las empresas rurales son los productores de la materia prima; un ej., de ello es lo que sucede en la producción de panela, donde en ocasiones el productor de la caña de panela no es el dueño del trapiche panelero. En realidad, muchos de los dueños de los trapiches paneleros no son siquiera cultivadores de caña; se trata de empresarios rurales con capacidad de acumulación y/o un nivel de manejo de activos procedentes de negocios diferentes a la producción de la caña. En la organización también se cuenta con unidades familiares, individuales o niveles de asociación más grandes.

Tamaño: Cuando se habla de la agroindustria rural no se coloca límite determinado; normalmente se asocia con “pequeñas” agroindustrias pero puede darse el caso de agroindustrias rurales de tamaño grande. Ello depende en si de los tipos de organización o de los tipos de mercado. Las cooperativas lecheras por ej., en casi todos los países son organizaciones importantes con una base muy grande de socios y de pequeños productores.


Fuente: Hernando Riveros, ponencia, II Curso Internacional sobre la Promoción de la Agroempresa Rural para el Desarrollo Microregional Sostenible. CIAT, Colombia, 1999.

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