San José, Costa Rica, 12 de
noviembre, 2014 (IICA). Más de 600 organizaciones de pequeños productores de 25
países de América Latina y el Caribe (ALC) logran hoy ingresar a mercados tan
exigentes como el europeo gracias al comercio justo, un modelo que debería
extenderse a los mercados locales.
Los beneficios, las
oportunidades y los principales desafíos del comercio justo para las Américas
fueron analizados en un foro organizado por el Instituto Interamericano de
Cooperación para la Agricultura (IICA), en su sede, en Costa Rica, con apoyo de
la Coordinadora Latinoamericana y del Caribe de Pequeños Productores de
Comercio Justo (CLAC).
El comercio justo busca una
mayor equidad en las relaciones comerciales, mediante una distribución más
equitativa de los ingresos que se generan a lo largo de la cadena, en beneficio
de los pequeños productores y sus familias. Se basa en el diálogo, la
transparencia y el respeto entre los actores, y apuesta por el desarrollo
sostenible.
De acuerdo con datos de la
Coordinadora Latinoamericana y del Caribe de Pequeños Productores de Comercio
Justo (CLAC), en el hemisferio 624 organizaciones de pequeños productores y
asociaciones de trabajadores rurales, de 25 países, comercializan bajo los
estándares de comercio justo, lo que representa un total de 296.700 familias y
más de un millón de personas.
Productos como miel, quinoa,
cacao, café, semillas, frutas secas, hierbas aromáticas y flores son colocados
en el mercado internacional como productos con sello Fair trade, provenientes
de ALC, región que provee más del 80% de los productos con esta certificación a
nivel mundial.
“El modelo de comercio justo
ha sido bastante exitoso internacionalmente y el gran aporte que se puede dar
es tratar de adaptar este modelo a los mercados internos, buscando la
integración de los pequeños productores a los mercados locales, aunque sin
abandonar los esfuerzos hechos en el mercado internacional”, explicó Danilo
Herrera, especialista en agronegocios del IICA.
Posicionamiento,
reconocimiento de la calidad de los productos y precios mínimos garantizados
son parte de los beneficios que pueden obtener los productores que se
certifican para comercializar bajo los estándares de comercio justo.
Durante el foro, se presentó
el caso de CoopeVictoria, una empresa cooperativa dedicada a la producción y
procesamiento de caña de azúcar y café. Esta cooperativa costarricense, que
reúne a más de 3000 pequeños productores, se certificó en comercio justo en
2010.
Bernal Valverde, coordinador
de comercio justo de CoopeVictoria, dijo que la idea de certificarse surgió de
la gerencia de la Cooperativa con el objetivo de ampliar el mercado,
especialmente
hacia Europa, y dar
estabilidad a la producción de caña y café. Indicó que el primer año dieron
entre 100 y 150 charlas de sensibilización a los productores sobre el comercio
justo.
En el caso de CoopeVictoria,
los mismos productores son quienes deciden en qué invertir el dinero adicional,
obtenido de las relaciones de comercio justo, por ejemplo, en compra de
almácigos de café e insumos para el combate de la roya, reparación de caminos
agrícolas, donaciones a escuelas e instituciones benéficas.
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